Por Ramon Soto
Mi querida madre,
Es sin duda que el orgullo que siento de ser tu hijo es increíble. Estoy y siempre estaré increíblemente agradecido de llamarte madre. En mi vida, eres verdaderamente la única persona en la que pienso justo antes de tomar una buena o mala decisión. Siempre me pregunto ¿qué pensaría mi madre de mí?
Tus maneras ejemplares deberían ser enmarcadas y compartidas con el mundo. Eres el pegamento que nos une como familia. No importa la situación o circunstancia, siempre estás ahí no sólo para mí, sino también para mis hermanos y nuestro padre.
Verte convertirte en abuela y bisabuela ha sido fascinante. Me hace feliz ver que mis sobrinos y sobrinas reciben y comparten la vida con el mismo, si no mayor, amor que el que usted nos brindaron a mis hermanos y a mí mientras crecíamos. Como tú y yo sabemos, la vida no siempre es fácil. Sin embargo, parece que siempre encuentras una manera de mejorar la vida. Eres una de las trabajadoras más fuerte que he conocido. ¡Eres una bendición para nosotros!
Me has criado para amar incondicionalmente. Me has enseñado que en la vida si vas a hacer algo, lo haces con orgullo, y lo haces bien. Quiero que sepas que tus logros no han pasado desapercibidos. Los veo. Yo los aplico. Ahora que soy mayor, desearía poder borrar algunas de tus luchas. De ahora en adelante, quiero disculparme si alguna vez estoy demasiado ocupado para ti. Has sacrificado mucho de ti misma para poder mantenerme a mí, a nuestra familia y a los demás. Hoy y siempre quiero agradecerte.
Con amor, tu hijo, Ramón Soto
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